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Trastornos digestivos menores del lactante       Archivo en pdf

Jaime Javier Cuervo Valdés. PAP C.S. Hornachos. Badajoz

 

Estreñimiento

El estreñimiento es un problema muy frecuente sobre todo en los lactantes alimentados con fórmulas adaptadas. Representa un grave problema para la mayoría de los padres.

Debemos tener en cuenta dos aspectos fundamentales que nos ayudará a centrar el problema:

  1. Preguntar a los padres qué entienden por estreñimiento, aprovechando para señalar que el ritmo de las deposiciones varía de un individuo a otro.

  2. El ritmo de las deposiciones del niño.

Para hablar de estreñimiento debemos tener presente:

1.       Lactante con lactancia materna que realiza menos de dos deposiciones al día

2.       Lactante con fórmula adaptada que realiza menos de tres deposiciones a la semana.

Siempre debe ser valorado unido a las molestias del niño y consistencia de las heces.

Etiología

En Atención Primaria la causa más frecuente de estreñimiento en un lactante  es la alimentación con fórmula adaptada, en segundo lugar la fisura anal que puede ser causa o consecuencia y en tercer lugar la estenosis anal.

No olvidar que puede ser secundario a sustancias absorbidas por la madre (narcóticos, antiespasmódicos).

Otras causas: Hirschsprung, neuropatías intestinales.

Exploración

Ante todo lactante estreñido, además de la exploración general, es fundamental realizar:

·         Una buena inspección anal, que debería siempre llevarse a cabo con una buena iluminación y tranquilidad para descartar fisuras o grietas.

·         Tacto rectal, para comprobar:

1.       La existencia o no de estenosis anal congénita y la presencia o no de dolor en el caso de fisuras.

2.       La ampolla rectal: si está vacía y se acompaña de un retraso en la eliminación de meconio: descartar aganglionosis.

 

Tratamiento

Ante la mayor capacidad que tienen los niños estreñidos de reabsorber agua, en primer lugar se puede recomendar a los padres que le ofrezcan agua entre las tomas. Si a los 7 días no da resultado, a partir del 2º-3º mes añadir sustancias osmóticamente activas como los zumos de naranja o ciruela que se administrarán entre las tomas.

Si esto fracasa: pepsina amilácea: una cucharadita 2-3 veces al día aumentando progresivamente cada 2-3 días si el resultado no es satisfactorio.

Cambio a otra fórmula.

 

Regurgitaciones

Los vómitos son una característica tan familiar en los lactantes que Shakespeare describe al lactante lloriqueando y vomitando en los brazos de la niñera como la primera de las siete edades del hombre.

Es difícil definir el límite entre regurgitación aceptable y vómito patológico. La presencia de falta de medro en asociación con regurgitación es útil pero no un indicador fidedigno de la necesidad de realización de exámenes adicionales.

El vómito es un proceso complejo, coordinado por el SNC. La presencia de síntomas autonómicos de pródromos (nausea) y el esfuerzo muscular en el vómito ayudan a distinguir.

Casi todos los bebés regurgitan de vez en cuando. Tal regurgitación benigna tiene lugar sin náusea aparente y sin arcadas, sin ningún esfuerzo y probablemente representa nada más que el último grado de reflujo gastroesofágico(RGE). Sabemos que un variable grado de reflujo es universal en los lactantes. El RGE a menudo sucede sin regurgitación, pero es evidente que la regurgitación no puede tener lugar sin el reflujo.

Entre los factores favorecedores para la regurgitación tenemos:

·         Anatómicos: el esfínter esofágico inferior está por encima del diafragma hasta los seis meses aproximadamente, por lo que está sometido a presiones negativas con los ciclos respiratorios y si una fuerte presión positiva intraabdominal coincide con la negativa torácica la contracción del esfínter puede ser inadecuada para prevenir el reflujo.

·         Funcionales: la presión del esfínter es relativamente baja al nacimiento, pero puede alcanzar niveles normales dentro del primer mes. Estudios de 4000 manometrías de 680 lactantes aparentemente normales(Boix-Ochoa y Canals) demostraron que la gradual maduración de la presión tiene lugar a las 6-7 semanas de vida sin reparar en la edad gestacional o peso. La presión del esfínter esofágico inferior puede sobrepasar los valores adultos durante el primer año de vida. Por otro lado, en un estudio con pHmetría de 285 lactantes asintomáticos documentaron frecuentes episodios de reflujo en lactantes mayores de 4 meses. Los autores sugieren que el tamponamiento del pH gástrico por la leche podría enmascarar estos episodios, con esta técnica, en lactantes más jóvenes.

Con todo ello tenemos que las regurgitaciones son muy frecuentes y nuestro objetivo es informar a la familia adecuadamente, refiriendo que es algo “normal” y que el desarrollo del niño es completamente normal y no precisa ningún tratamiento y que con el tiempo y la maduración las regurgitaciones irán disminuyendo.

 

El cólico del lactante

Es un síndrome caracterizado por un autolimitado grupo de conductas en los tres primeros meses de vida en supuesta relación a una alteración gastrointestinal de base. Nuestro entendimiento de su etiología, fisiopatología y tratamiento está lejos de ser completo.

En el 30-40% de los casos los síntomas persisten hasta el 4º-5º mes.

Frecuentemente se ha asociado la aerocolia con el cólico, después del llanto el gas es el segundo síntoma más comúnmente descrito. Observaciones de distensión abdominal y alivio cuando el gas es liberado por el recto mantienen la creencia de su papel, pero no es claro donde está el papel de este aire ubicuo en el síndrome, si es primario o secundario.

No está claro si los lactantes con cólicos se pueden considerar “normales”. En la práctica clínica el cólico implica normalidad (no enfermedad), una conclusión mantenida por la mayoría de los estudios realizados. Para la mayoría de los lactantes los característicos comportamientos del síndrome se representan como normal aunque disfuncional.

Los clínicos difieren en lo que ellos consideran como comportamientos constituyentes del síndrome. Casi todos aceptan algún nivel de llanto o comportamiento ruidoso, y la mayoría califican el llanto como más típico de la última hora de la tarde, alcanzando un pico en el 2º mes y resolviéndose sin tratamiento a los 3-4 meses de edad. Los criterios diagnósticos más aplicados son los clásicos de Wessel que siguen la regla de los tres:

·         Llanto más de 3 horas al día

·         Más de tres días a la semana

·         Durante más de tres semanas.

Los criterios diagnósticos los podemos dividir en principales y secundarios:

·         Principales:

1.       Llanto paroxístico ( >3h/día, >3días/semana)

2.       Comportamientos motores característicos: Piernas flexionadas sobre el abdomen; Puños cerrados.

3.       Agitación: Niño molesto, inquieto, irritable.

4.       Llanto vespertino

·         Secundarios:

1.       Lactante saludable (llanto inexplicable).

2.       Síntomas gastrointestinales: distensión y timpanismo abdominal, meteorismo, estreñimiento, regurgitaciones.

3.       Facies dolorosa.

4.       Falta de respuesta a los estímulos tranquilizantes.

5.       Otras características: estrés padres, patrón sueño / comida alterado.

Para el diagnóstico se deben de cumplir al menos tres criterios principales y uno secundario.

Si estos criterios constituyen el extremo del espectro del llanto de un lactante normal permanece sin resolver.

 

Patogenia

Crecimiento y maduración del SNC.

Alimentación

Gas intestinal

Motilidad intestinal

Prostaglandinas y hormonas intestinales

Estilo de cuidados del lactante

 

Crecimiento y maduración del SNC

Probablemente el rápido crecimiento y diferenciación del SNC durante la temprana vida postnatal es un importante determinante del estado de comportamiento manifestado como síndrome cólico.

El lactante sufre un cambio significativo entre el 2º-4º mes de vida incluyendo la organización periódica del sueño y vigilia y el surgimiento de la actividad durante la vigilia. En conjunto la cantidad de pleno despertar se incrementa continuamente desde el nacimiento, pero su calidad cambia rápidamente desde las 6-8 semanas.

La actividad durante los periodos de vigilia está dirigida hacia una meta (búsqueda visual, sonrisa, vocalización con patrón social).

La organización reflejada en su emergente maduración del SNC es probablemente el prerrequisito para mantener un estado de vigilia menos afectado por factores intrínsecos o extrínsecos (ej. : el lactante se hace más respondedor a estímulos psicológicamente significativos durante los tres primeros meses, incluyendo la voz y figura humanas). El establecimiento de la sonrisa social entorno a la 6º semana sirve para prolongar la interacción con los cuidadores y estabilizar el estado de vigilia.

La mayoría de las hipótesis etiológicas fallan al explicar la remisión espontánea de los síntomas a pesar de la persistencia de factores etiológicos. La maduración del lactante para regular su estado de vigilia puede, en parte, explicar esta remisión.

Este aumento en la competencia podría modificar la respuesta del llanto ante persistentes estímulos que, de otro modo, predispondrían a mantener el estado de llanto.

 

Alimentación y cólico.

Las causas alimentarias más comúnmente implicadas es el contenido proteico. Las proteínas de la leche de vaca de la dieta actuarían como estímulo antigénico a nivel gastrointestinal. En estudios controlados la prevalencia, patrón y cantidad de llanto han sido similares en niños alimentados con lactancia materna y fórmula adaptada, esto sería debido a que la proteína antigénica de la leche de vaca sería la b-lactoglobulina que está  presente, también en la lactancia materna.

La intolerancia a proteínas de leche de vaca podría estar implicada por mecanismos inmunológicos y tóxicos locales, ambos mecanismos implican daño tisular, pero la evidencia de éste es escasa en el cólico.

Se han realizado ensayos dietéticos para probar de forma indirecta la implicación de la intolerancia proteica en la patogenia del cólico del lactante. Evans y col. no encontraron mejoría, Jakobsen y col. encontraron mejoría en subgrupos seleccionados eliminando las proteínas de la leche de vaca en los lactantes o en la madre si el niño estaba tomando el pecho.

Esto implica que la posibilidad de intolerancia  a proteínas en un pequeño grupo de lactantes con cólicos.

 

Gas intestinal.

El aire intestinal puede provenir del aire tragado, por difusión sanguínea en función de las presiones relativas parciales en los dos compartimentos y producción intraluminal por productos de fermentación bacteriana. Es removido del intestino a través del eructo, ventosidad, difusión a sangre y catabolismo bacteriano.

El aire tragado durante la succión puede aumentar por mala técnica de alimentación o por tamaño inadecuado del agujero de la tetina.

El llanto, en sí mismo, conlleva gas adicional que permanece después que el episodio ha cesado.

El gas colónico producido en el intestino puede ser la mayor contribución al gas abdominal.

Igualmente se ha postulado que, a pesar de un nivel máximo de lactasa al nacer, puede el niño no ser capaz de hidrolizar toda la lactosa. Hay variabilidad individual, pero la insuficiencia funcional de la lactasa persiste hasta los tres meses en la mayoría de los lactantes.

Esto explicaría la gran variabilidad en la producción de gas colónico, igualdad en lactancia materna y fórmula y el aumento en la absorción ocurre aproximadamente a la misma edad que se reduce el llanto, y el llanto vespertino podría estar relacionado con la acumulación de hidratos de carbono parcialmente absorbidos.

Desafortunadamente, los intentos de modificar el comportamiento del llanto disminuyendo el gas intestinal con fórmulas con lactosa pretratada o fármacos(si-dimeticona) no han tenido mucho éxito.

 

Motilidad intestinal

Teóricamente alteraciones en la actividad motora del intestino podrían predisponer al cólico como fuente directa de malestar o indirectamente alterando la distribución, acumulación, eliminación o tránsito de sustancias incluido el gas.

 

Prostaglandinas y hormonas intestinales.

Como las prostaglandinas producen contracción del músculo liso y aumentan la motilidad gastrointestinal y pueden inducir cólicos como efecto secundario a su administración intravenosa en neonatos, son candidatas como mediadores en los síntomas de los cólicos del lactante.

El porqué y si el efecto es local o sistémico se desconoce. En algunos estudios hay evidencia que la ingestión de A.A.S. por parte de la madre reduce los cólicos en aquellos lactantes con lactancia materna.

También se piensa en otras hormonas: la motilina está aumentada en niños con cólicos independientemente de la alimentación. La gastrina y el VIP no. El papel específico de la motilina se desconoce.

 

Cuidados del lactante.

La observación sistemática confirma la sabiduría común que prácticas tales como coger  y mecer al niño son efectivos tranquilizantes.

En general, comportamientos y estímulos que suponen cambio postural, repetitividad, constancia y/o ritmicidad y más cercana proximidad entre madre y lactante tienden a mantener el estado de no-llanto.

En estudios realizados se ha comprobado que un aumento de 2 horas de coger al niño reduce el llanto diario a la 6ª semana un 43% y el vespertino un 54% y elimina el pico de la 6ª semana. Si tal cambio tuviera valor terapéutico o preventivo no está demostrado.

Los factores gastrointestinales y conductuales pueden ser sistemas complementarios modulando el comportamiento del llanto.

 

Creencias populares erróneas.

Suposiciones acerca de los cólicos derivadas de la tradición cultural y médica pueden alcanzar el estatus de hechos en los que se basa el tratamiento. Existe acumulada evidencia suficiente para reclasificar un número de suposiciones más apropiadamente como errores:

·         Ni el llanto ni el cólico han sido probados ser más frecuentes en lactantes con fórmula o lactancia materna.

·         Con la excepción de la diciclomina no hay evidencia de efectividad de fármacos.

·         Wolf demostró que los pañales mojados no son causa suficiente del llanto del lactante.

·         El consejo de no responder al llanto del lactante porque sería “malo”. Dejarlo es difícil e inefectivo y no hay evidencia que el responder traiga consecuencias negativas.

·         No hay evidencia que el cambio de lactancia materna a fórmula adaptada o cambios a fórmulas especiales sean efectivas salvo en un pequeño subgrupo de lactantes.

·         No hay evidencia que la ansiedad materna cause cólico, aunque si puede ser un factor contribuyente.

 

Manejo

El acercamiento racional para el manejo incluye lo siguiente:

·         Información a los padres dirigida a disminuir la ansiedad atribuible a no conocer los hechos básicos sobre el llanto  y el cólico del lactante. Principalmente que el llanto aumenta en el 2º mes de vida (pico en la 6ª semana) y la ausencia de enfermedad subyacente.

·         Una historia clínica y exploración física dirigida a detectar otros síntomas y signos de patología subyacente que pueda producir llanto (otitis media, hernia inguinal incarcerada, torsión testicular, pelo alrededor de un pelo...).

·         Recomendaciones dirigidas a la ansiedad de los padres proporcionando información clínicamente útil, específicamente escribiendo un diario del llanto, conducta y ganancia ponderal del lactante.

·         Cambio en el estilo de cuidados del lactante, estimulando un estado de vigilia activa más que el llanto.

·         Cambios en el ambiente para alcanzar un estado de no-llanto en relación con la respuesta de los lactantes a una estimulación constante y rítmica (ej.: música de fondo, paseos en coche o cochecito).

·         A causa de estudios que reflejan distress respiratorio y apnea, no se recomienda el uso de la diciclomina.

·         Ensayo con hidrolizado de proteínas (a las 72h habrá mejoría si IPLV). Es  más probable que sea útil en lactantes con otras manifestaciones además del llanto, tales como: visible peristaltismo intestinal al poco tiempo de la comida, disminución de peso, persistentes regurgitaciones o diarrea. Quitar la leche de vaca a la madre se puede probar en los niños con lactancia materna, pero no hay evidencia que el cambio de fórmula esté indicado, el cambio por su efecto placebo no está indicado y aumenta la percepción materna de la vulnerabilidad del niño.

Es útil completar un diario de conducta durante 72h (Tabla1). Los padres anotan la hora de comienzo y final de cada actividad añadiendo cualquier comentario relevante. El diario permite cuantificar el llanto y monitorizar el tratamiento. Hablando con los padres es difícil obtener una información precisa sobre las circunstancias del llanto y las respuestas de ellos. Se puede determinar si los padres suponen que todo el llanto se relaciona con dolor y si solo responden paseando al niño. Se puede evaluar el tipo de respuesta  que los padres intentan, en qué orden lo hacen y la lógica de esas respuestas.

La mayoría de los niños lloran entre 1.2 ½  horas al día. Se verá si lloran más de 3 horas.

Se verá si al responder de otra forma disminuye el llanto.

Se instruye a los padres para que acepten que el llanto es comunicación e intenten una de estas 5 respuestas: dar de comer, da chupete, ponerlo dormir, cogerlo o estimularle.(Tabla2)

Si una no funciona hay que cambiar a la otra.

Nosotros debemos revisar el diario resaltando específicos  episodios de llanto y sugerir respuestas alternativas.

Se da una hoja de instrucciones a los padres. Continuarán con los diarios, revisándolos cada tres días hasta que se observe mejoría.

DIARIO DE CONDUCTA (Tabla1).

Durante 72 h

Durmiendo solo (no en brazos)

Durmiendo en brazos

Comiendo

Despierto, solo y contento

Despierto, solo y llorando

Despierto, en brazos y contento

Despierto en brazos y llorando

En el baño

INSTRUCCIONES A LOS PADRES (Tabla2).

El llanto indica alguna de las siguientes necesidades:

El niño tiene hambre

El niño no tiene hambre pero quiere succionar

El niño quiere que se le coja

El niño está aburrido y quiere estimulación

El niño está cansado y quiere dormir

                            

 

Bibliografía

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